José Luis Simón Gómez
Catedrático del Dpto. de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Zaragoza.
La Dirección General de Energía y Minas del Gobierno de Aragón tiene que decidir próximamente si otorga o no a la empresa Montero Energy Corporation, S.L. el permiso de investigación de hidrocarburos denominado ‘Platón’, cuyo ámbito geográfico afecta a diez municipios de las comarcas del Maestrazgo y Gúdar-Javalambre. La papeleta es delicada, ya que muchos pueblos, colectivos, asociaciones, miembros de la comunidad científica y ciudadanos a título individual han presentado más de 900 alegaciones a la concesión de dicho permiso, lo que a todas luces representa una oposición social más que notable en proporción a la demografía del área. Ante dicha oposición, la empresa se esfuerza en persuadirnos de las bondades del proyecto y de la falsedad de los argumentos de quienes se oponen a él.
Creo que el debate es profundamente asimétrico y se encuentra viciado desde su origen. Quienes están en contra de la concesión del permiso de investigación han de argumentar sin tener apenas información del proyecto. El único anuncio oficial al respecto sólo informaba de que la empresa había solicitado un Permiso de Investigación de Hidrocarburos y de cuál era el área afectada. Sin embargo, la población desconoce, por ejemplo, qué formaciones geológicas concretas son objetivo de las prospecciones, con el consiguiente riesgo de error en el diagnóstico de los peligros reales que acarrearían. La empresa Montero Energy sí conoce, lógicamente, esos detalles. También debe de conocerlos la Administración, puesto que constarán en la documentación que la empresa hubo de depositar en su día acompañando a su solicitud de Permiso de Investigación. Por todo ello, es posible que se hayan vertido críticas desenfocadas por parte de algunas personas o colectivos, hecho que sería imputable exclusivamente a la falta de datos. Sin embargo, resulta injusto y poco elegante que quienes sí disponen de ellos reprochen ese desconocimiento y descalifiquen las críticas tildando de ‘barbaridades’ o de ‘mitos’ los argumentos en los que se basan (Heraldo de Aragón, 25-11-2012).
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