CENTRO DE ESTUDIOS AMBIENTALES. ANDORRA.TERUEL.

23 de noviembre de 2011

El carrascal de Crivillén


El domingo 13 de noviembre la ruta transcurrió por uno de los escasos bosques autóctonos de nuestra comarca: el conocido como “carrascal de Crivillén”. Nos sorprende gratamente encontrar este espacio, ¡un verdadero bosque!, al cual sólo podemos acceder  a través de las pistas forestales ya que la abundancia de carrascas y arbustos lo convierten en impenetrable. José Luis Lagares fue el encargado de conducir nuestros pasos y responder a todas nuestras preguntas.
Nos gustaría adentrarnos entre ramas y hojas, líquenes y musgos, y tumbarnos cubiertos tan solo por esa maraña de fresca vida.
El encinar se asienta en una Muela situada entre Crivillén y Gargallo, a unos 1.000 m de altitud, correspondiente al piso supramediterráneo en el que asientan especies vegetales mas exigentes que en cotas bajas.   Ocupa unas 400 h.
  Vista del encinar
 Ejemplares aislados
Durante el recorrido encontramos balsas secas debido a la intensa sequía que está asolando la península. Estas balsas son conocidas como “balsas de cielo” y son utilizadas para beber por los ganados. La falta de gestión de estas pequeñas, pero vitales zonas húmedas para el mantenimiento de la biodiversidad, las aboca a esta grave situación actual.  Esta parada de observación genera un pequeño debate sobre la necesidad de intervenir con pequeñas acciones y sin tan apenas gasto económico para mantener estos pequeños humedales.

 Balsa de cielo seca
Entre los arbustos que acompañan destaca la sabina negral (Juníperus phoeniceae), los guillomos y los enebros, común (J. comunis) y oxycedro ó enebro de la miera   (J. oxycedro). Observamos diferencia de color en las hojas de la misma variedad de enebro. Parece deberse a las frecuentes heladas invernales. Encontramos muchos arbustos, sobre todo romeros que presentan unas hojas marronáceas o tostadas debido una vez más al intenso estrés hídrico.

  Enebro de la miera

La bufalaga (Thymelaea tinctoria) es una de las plantas frecuentes a lo largo del recorrido. Se utilizaba tradicionalmente en los hornos y al echarla producía una pequeña explosión, de ahí el nombre popular de “yesca fría”. Se utilizaba también para teñir telas y lanas de amarillo y para fabricar escobas para barrer los hornos interiormente.

A medida que transcurre el recorrido vamos observando como esta muela es un espacio singular, un espacio de transición donde podemos encontrar desde pinos carrascos, a silvestres, laricio, y tres tipos de Quercus: fagínea, coccífera y ballota;….todo un ejemplo de biodiversidad, acompañada de una fauna que encuentra en él alimento y cobijo. En esta situación,  límite para algunos como la coscoja,  es el encinar el que encuentra su óptimo abarcando la mayor parte de la superficie.
Nos acompañan un grupo de personas de Crivillén que cuentan una parte de la historia de la conservación de este carrascal. Cuando ocurrió la desamortización llegó a subastarse y  las familias del pueblo lo compraron para poder así mantenerlo. Cada casa tenía unas hectáreas a las que acudían para hacer leña. La zona de pinar de Crivillén se mantuvo como pinar municipal también para uso de los vecinos.
El valor más importante de este encinar, además de ser el único conservado como tal a nivel comarcal, es ambiental. En la actualidad no está amenazado por la tala pero si gravemente por el fuego debido a la gran densidad que presenta.
  El color del otoño en los quejigos




 Las construcciones ganaderas de piedra seca
Llegamos a un espléndido mirador desde el que se observa al frente  la trayectoria del río Escuriza, Majalinos al fondo, el pueblo de Gargallo y las restauraciones de la Corta Gargallo, restauraciones “suaves”, integradas y poco agresivas con el entorno. Desde él se aprecia también una muela que ardió hace unos cinco años destruyendo un hermoso encinar y sabinar.  Hacia la derecha se aprecia el extenso pinar de La Codoñera utilizado actualmente como coto de caza y el Barranco de la Calera donde se encuentra un antiguo horno de cal. Podemos también observar una importante colonia de buitre leonado. En esta zona apreciamos rocas carbonatadas, calcáreas que presentan pequeñas cavidades exocárticas.

Desde este lugar iniciamos el regreso, los niños al igual que  en las demás rutas, encuentran vida en todos los rincones: cigarras, pequeños insectos, caracolas,...siguen preguntando y sonrien.